Una de las interrogantes respecto al primer contacto de los españoles con el mundo andino, hace referencia al número de pobladores existente en dicho momento. Son diversas las cifras propuestas, dependiendo de la metodología empleada para su determinación. Lo cierto es que, a simple vista, se puede decir que se tuvo un considerable número de pobladores, ya que hubo la necesidad imperativa de idear nuevas formas de aprovechamiento de tierras no ideales para cultivo, que permitieran cubrir las necesidades alimenticias de una población notoriamente creciente. Es sorprendente ver el dinamismo y la habilidad del poblador andino prehispánico para la invención de tan diversas técnicas de aprovechamiento de tierras, pudiendo mencionar entre ellas a los andenes encontrados en diferentes valles del Perú, las chacras hundidas de la costa árida de Chilca, los grandes camellones de Puno, los grandes sistemas de canalización de los Chimú, los sorprendentes puquios de Nazca, estando la gran mayoría actualmente en uso. Quizás mas sorprendente aún, el sistema de andenes de Moray en Cusco, considerado un laboratorio agrícola debido la generación de microclimas en el mismo. Aunado a esto, somos testigos de la industria alimentaría prehispánica que se conserva hasta nuestros tiempos, por ejemplo, en la producción de charqui y tócosh. Tal nivel de especialización respondía a una necesidad de alimentos para una gran población en número, siendo este número, la gran interrogante.
Dentro de los posibles métodos a emplear para estimar la población andina al momento del primer contacto, cada uno con sus ventajas y desventajas, se pueden mencionar al enfoque ecológico, el modelo arqueológico, las tasas de despoblación, el enfoque de la organización social, los modelos de mortandad epidémica y la proyección de censos. El enfoque ecológico permite estimar el número máximo de población que un determinado medio ambiente puede sustentar; pudiendo llegar, la cifra obtenida, a convertirse en una exageración por tratarse de un valor límite de la capacidad de un ecosistema por mantener una población con requisitos alimenticios específicos. Es por esto, que su resultado debe ser tomado solo como un limitante superior del número de pobladores indígenas para el primer contacto. Además, no es posible determinar si se habría alcanzado el límite de producción agrícola al momento del primer contacto. El modelo arqueológico basa la estimación de la población en el tipo y número de edificaciones, restos óseos en cementerios, estudios de alimentación, entre otros. En la actualidad dicho enfoque no puede ser empleado a nivel regional por no existir un catastro detallado de todo lo que fuera el imperio del Tahuantinsuyo, quedando relegado únicamente a estudios locales. El empleo del método de las tasas de despoblación acarrea en el resultado los problemas de la determinación de una muestra válida de población base. Su aplicación es muy sencilla por no remitirse a los engorrosos cálculos estadísticos, pero a su vez, es posible encontrar una amplia diversidad de resultados, pudiendo en el mejor de los casos, tomarse como una referencia de límites inferior y superior. La validación de los resultados debe basarse en la calidad de los datos empleados en los cálculos. El enfoque de la organización social se fundamenta en el hecho que con el aumento de la población, se hace imperante el nacimiento de organizaciones sociopolíticas cada vez más complejas. Existen muchos ejemplos donde se aprecia la estrecha relación entre el número de pobladores y el nivel de organización social. La desventaja de este método es que toma como fuente la visión europea de la organización del imperio incaico, lo cual introduce un error que solo permite utilizar los estimados resultantes como referencia. El modelo de mortandad epidémica permite estimar un rango del número de pobladores antes del contacto considerando una mortandad máxima y una mínima. Los datos proporcionados mediante este método requieren de una consideración especial, ya que el mismo, por mas acucioso que sea su uso en la estimación de pobladores, este no considera variables como los índices de natalidad de aquellos pobladores no infectados durante una epidemia, el crecimiento poblacional durante los períodos libres de epidemias, el hecho que existieran regiones menos proclives a sufrir de epidemias por diversos factores externos. La proyección de censos es quizás la más importante herramienta para la estimación de la población andina antes del primer contacto con los españoles. Este se basa en métodos estadísticos complejos para permitir estimar poblaciones tomando como puntos de partida censos tempranos y posteriores a estos que permitan realizar una proyección en retroceso de la población antes del primer contacto. La calidad de los resultados dependerá principalmente, como en todo trabajo estadístico, de la calidad de los datos de partida, y aquí, es fundamental el trabajo de los investigadores para hurgar en tanto documento sea posible con la finalidad de enriquecer los datos censales de base para refinar aun más los resultados obtenidos a la fecha.
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Fuente: Noble David Cook. LA CATASTROFE DEMOGRÁFICA ANDINA: PERÚ 1520 - 1620. Primera Edición 2010.